El calor agonizante del medio día
se niega a morir ante la sombra
de grandes nubes grises,
sus gritos amarillos se esparcen
por el aire junto a las
últimas partículas del verano,
el azul, desteñido y desalentado
se desvanece, mientras algunas
gotas minúsculas se acercan
a la tierra con la ingravidez
de una pluma fantasma.