abril 12, 2012

Irreparable deseo crónico

Se me antojan
tantos rostros y tantas sonrisas,
tantos suspiros estallan
cuando mi mirada recorre el mundo
en deseos e imaginaciones.

Se me antojan
tantas manos y tantos ojos,
miles de sueños se me escapan,
y miles de vidas huyen entre mis dedos.

Las pasiones se me quiebran
cada vez que observo las historias ajenas
de las que me quiero apropiar,
los suelos ardientes de desierto
sobre los que tantas veces
me veo tendido con placer.

Tal parece que padezco
de sed infinita,
de ansiedad irreparable
y de deseo crónico.

Tal parece que no me curo
porque me gusta más
disfrutar la enfermedad.

+

El indeseable invierno

Pienso que muchos odian la lluvia
porque nunca le han dado una oportunidad,
porque no aprendieron a ver dentro de ella,
a sentir el poder que palpita en su interior,
porque jamás se han detenido a entender
que su único pecado
es el odio que todos le tienen a su color oscuro.

Las personas le temen al invierno
porque aman la seguridad de los colores,
porque aprendieron a odiar su ausencia
y se creyeron las leyendas
que acusan al gris de ser
portador de tristeza y desaliento.

+
Miedo y egoísmo
viajan cada tarde dentro del bus,
se sientan uno al lado del otro,
a veces, en el mismo lugar.

Se transforman el uno al otro,
tornándose aún más insoportables y vacíos.
No respiran porque no quieren olerse,
prefieren la asfixia que el perdón.

+