Hoy es otro día de lluvia, la tormenta amenazó con llevarse el medio día y la noche tuvo que huir de los rayos para no empezar su jornada antes de tiempo. Las nubes compraron un terreno en nuestro cielo y ni siquiera el sol tímido del final de la tarde logró persuadirlas de abandonar por unas horas su posición amenazadora.
Llueve como nunca, el agua parece estar tomando el lugar del oxígeno, y muchas personas empapadas han empezado a sentir que su pasión por la vida ya corre peligro de ahogarse. Los límites de las calles han comenzado a borrarse y el agua furiosa corre desde arriba, desde adentro, desde el corazón mismo de tantos seres inconformes.
Hay más sombrillas en las calles, en las casas, en las oficinas y en las almas. Muchas de ellas se han roto y ya no alcanzan para cubrir tantas caras de frustración. No existen siquiera reflejos de esa alegría que tantos proclamaban en los últimos días del verano. Muchos empiezan por fin a entender que lo que hace más crudo el invierno no son las nubes sino su odio absurdo hacia él. Otros prefieren quedarse sufriendo y siguen diciendo que estarán muertos hasta el día en que vuelva a brillar el sol.
El invierno ha dejado de ser una estación y se ha convertido en una parte inmensa de cada día, veremos el final de muchos respiros y el ocaso de muchas motivaciones mal construidas, antes de ver el final de la lluvia.
Hemos de aprender a vivir el invierno sin odiarlo, hemos de atravesar los mares de las calles sin que se mojen nuestras ganas de vivir, hemos de contemplar las nubes que lloran sin tener deseos iracundos de callar su llanto. Algún día, sin darnos cuenta, nos llegará desde adentro un rayo de sol, más brillante que el de los días de verano. Seremos por fin capaces de comprender que cada gota de agua es una oportunidad que nos da el planeta para aprender a contemplar la vida con un poco más de profundidad y silencio.
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octubre 06, 2010
octubre 04, 2010
Si te fueras...
Ahora entiendo que no sería difícil separarme de ti, ni dejar de hablarte… lo difícil sería hablar, pensar, caminar, escuchar música, escribir, dormir y muchas otras cosas, sin que tú aparecieras, ya no convertida en recuerdo, sino en forma de deseo, pidiéndome a cada instante un espacio entre mi pasado y mi futuro… lo difícil sería lavar de mi espíritu esa imagen tuya que a veces es como un millón de sonidos etéreos y a veces como una palabra sin voz que se escucha con los ojos y con el tacto…
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Ángel
A veces el viento helado
me atrapa en sus minutos
como el silencio a un templo
lejano,
a veces la niebla del amanecer
me recuerda que estoy vivo
como un grito en el vacío,
a veces presiento
la presencia de un ángel
que toma la forma tuya,
que respira tus palabras,
que dibuja en mis recuerdos
como mis manos en tu rostro.
A veces me resultas tan inexplicable,
tan familiar, tan eterna, tan celeste…
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me atrapa en sus minutos
como el silencio a un templo
lejano,
a veces la niebla del amanecer
me recuerda que estoy vivo
como un grito en el vacío,
a veces presiento
la presencia de un ángel
que toma la forma tuya,
que respira tus palabras,
que dibuja en mis recuerdos
como mis manos en tu rostro.
A veces me resultas tan inexplicable,
tan familiar, tan eterna, tan celeste…
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Usa mi silencio
cuando quieras callar,
cuando ya no puedas
gritar o asesinar
tantas palabras incomprendidas.
Usa mi locura
cuando quieras alucinar,
cuando tus pensamientos sean
tan extraños como los secretos
que sólo conocemos tú y yo.
Usa mis manos
cuando la lluvia se te escape,
cuando el viento se torne
más intangible y efímero.
Usa mis miedos
cuando vencer los tuyos
no baste para mostrar
lo infinito de tu poder.
Usa mis ojos
cuando no puedas llorar,
cuando no quieras desgastar
tu aire en tormentas indeseables.
Usa mi voz
cuando quieras gritar,
cuando te cueste decir
lo que nadie más entenderá.
Usa mis pies
cuando quieras huir,
ascender, o simplemente
caminar con la mirada baja.
Usa mis deseos de explotar,
usa mis sueños, mis dolores,
mis nubes, mis inviernos
y mis otoños…
Usa de mí todo lo que requieras,
todo lo que tu alma reclame,
todo lo que tu imaginación inquieta
no aún no alcanza a fabricar.
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cuando quieras callar,
cuando ya no puedas
gritar o asesinar
tantas palabras incomprendidas.
Usa mi locura
cuando quieras alucinar,
cuando tus pensamientos sean
tan extraños como los secretos
que sólo conocemos tú y yo.
Usa mis manos
cuando la lluvia se te escape,
cuando el viento se torne
más intangible y efímero.
Usa mis miedos
cuando vencer los tuyos
no baste para mostrar
lo infinito de tu poder.
Usa mis ojos
cuando no puedas llorar,
cuando no quieras desgastar
tu aire en tormentas indeseables.
Usa mi voz
cuando quieras gritar,
cuando te cueste decir
lo que nadie más entenderá.
Usa mis pies
cuando quieras huir,
ascender, o simplemente
caminar con la mirada baja.
Usa mis deseos de explotar,
usa mis sueños, mis dolores,
mis nubes, mis inviernos
y mis otoños…
Usa de mí todo lo que requieras,
todo lo que tu alma reclame,
todo lo que tu imaginación inquieta
no aún no alcanza a fabricar.
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