Lentamente aprendo a desandar
ese camino transitado por tantos,
un día voy hacia delante
y otro corro hacia atrás,
dos pasos hacia el norte
y cuatro pasos hacia el sur,
me alejo de la soledad
mientras me acerco al vacío,
hago más parte del mundo
y menos de la realidad,
comparto, hablo, escucho
opino, pienso, río, absorbo
intercambio…
doy y soy para otros…
Pero al final algo me lleva
a donde nadie más se atreve a ir,
mi única paz verdadera
o mi controlada guerra interior,
me arrastran por los
cielos de mis propios lugares,
de esos mundos mágicos
que he creado
por temor a la decepción,
por amor a la evolución,
por dejar que mis pies se muevan
cuando mi alma no sabe qué hacer…
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