agosto 18, 2011

Preámbulo para una trilogía de poemas

(Noviembre 27 de 2007)

Es demasiado tarde y debería estar durmiendo como el 80% de los que viven en este lado del planeta. Es tarde, no debería estar escribiendo esto, no sólo porque ya sea otro día sino también porque después de tantas cosas que han pasado “no se vería bien” estarme confesando.

Pero aunque el peso de la culpa y mi poco orgullo me recuerden que no lo debería hacer, estoy, como siempre, cumpliéndole a ese estigma de “poeta” que desde hace unos años decidí cargar en mi frente. Ese que me susurra “vive!” en vez de decir “no lo hagas”, esa vocecilla misteriosa cuyas palabras de tantos instantes yacen en mis libros, mis agendas, mis documentos, una que otra servilleta, algunos papeles viejos, y por supuesto, en el disco duro de mi pc.

Es tarde, no debería estar escribiendo esto, pero como cada vez me importan menos los “debería”, aquí van estas palabras que tú, mi adorada ausente, me inspiraste en una noche de verano intermitente y luna agonizante.

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