A esta hora, cuando la tarde empieza a tomar una forma caprichosamente líquida y gris, llegas a la superficie de mis recuerdos, flotando como una burbuja fantasma. Alucinante como siempre, te dibujas frente a mis ojos inermes, me hablas, me observas, me escuchas, me tocas con tu aire y me recuerdas que aunque todo esto parezca un sueño, es en realidad un delirio que presente tras presente se materializa en encanto, en abrigo, en compañía y en miles de palabras silenciosas llenas de sabiduría…
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